domingo, 19 de agosto de 2012

Sacaron a la luz las huellas del horror

Excavaron bajo el sitio donde estuvo centro clandestino.  El trabajo fue encabezado por Gonzalo Conte.

VIEDMA (AV).- Un enorme árbol –en el que fueron estaqueados algunos detenidos– es el único testigo en silencio que quedó en pie. A su alrededor sólo los cimientos a ras del suelo de lo que fue "La Escuelita" en el predio del V Cuerpo de Ejército de Bahía Blanca. Éste fue el Centro Clandestino de Detención 37 durante la última dictadura, que es señalizado luego de un trabajo de hormiga que llevó años.

El arquitecto Gonzalo Conte es coordinador del programa Topografía de la Memoria y trabajó como perito en este centro que padecieron varios rionegrinos, algunos de ellos ya fallecidos.

Conte explicó que en estos lugares demolidos se buscan pruebas para restablecer la verdad sobre ellos, así como las características de su funcionamiento. En este caso se trabajó mucho con testimonios, la Fiscalía en el marco del juicio que está por terminar y "acompañando el proceso de investigación desde lo fáctico".

Explicó que en "La Escuelita" se realizó una excavación de 10 centímetros de donde fueron recatadas unas 13.000 piezas que "dan cuenta del funcionamiento de un centro clandestino. Por las prácticas, los reconocimientos, los testigos y porque con la excavaciones han coincidido con los testimonios, los dibujos de los sobrevivientes y los planos catastrales de una edificación que se levantó en 1944".

Entre las 13.000 partes de lo que fue el edificio como pisos, trozos de ventanas, puertas, pozos ciegos, aljibes, cercos perimetrales fueron encontradas también jeringas, ampollas, material médico a sólo 10 centímetros de profundidad y en algunos pozos circundantes a lo que fue el patio del lugar. También fue señalizado otro pozo tipo cisterna "donde se les hacía el submarino", dos habitaciones con pisos de madera en las que se distribuían entre 10 y 12 catres para ubicar a los detenidos, una especie de salita de guardia, dos sectores de torturas que aún conservan un rectángulo de piso de cemento, una cocina, un baño que también era utilizado para tomar datos y donde se encapuchaba a los que ingresaban. Detrás del gran árbol a cuatro o cinco pasos se encuentra la cisterna. Allí fue hallado un basurero con material médico, jeringas y ampollas, detalló Conte caminando entre las señalizaciones del predio.

"Además los sobrevivientes reconocieron el lugar como sus propios sectores de cautiverio, reconstruyeron su historia ahí adentro y dieron un testimonio fundamental y necesario para este camino de verdad y justicia", puntualizó Conte. Y agregó que la pericia tiene una segunda etapa que comenzará con la construcción de un tinglado que proteja la excavación y un cerco perimetral que defina el perímetro de esas tres hectáreas en las que no sólo se levantó "La Escuelita" sino también otras estructuras.

En esta segunda etapa la excavación llegará hasta los 50 centímetros de profundidad, lo que ofrecerá mayores indicios sobre el funcionamiento y "también construir un sitio de memoria que es un poco el sentido que tiene esta investigación". Consultado sobre la posibilidad de hallar restos humanos, el perito de Memoria Abierta consideró que "siempre es posible que se encuentren cuerpos sepultados. No descartamos ninguna opción pero el trabajo será arduo".

En noviembre comenzará esa construcción y a partir de marzo 2013 las nuevas excavaciones. "Es difícil prever que tipo de hallazgos se encontrarán pero creo que reforzarán esta definición que éste fue un centro clandestino de detención y tortura. Conte valoró el aporte de la Universidad Nacional del Sur en estos trabajos, teniendo en cuenta que durante la dictadura "supo ser complaciente".

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